En la Semana Santa la gente se convierte en buscadora: unos buscan tranquilidad y relax; otros emociones distintas; hay quien viaja para ver paisajes, pueblos; muchos buscan conectar con lo religioso , ya sea en las tradicionales procesiones o en la vivencia de la fe. Todos quieren desconectar con la vida monótona que llevan.
Boñar ofrece un poco de todo. Un pueblo para la tranquilidad, con unos alrededores que relajan.
Podemos subir a San Isidro, no sólo a esquiar, sino a airear la mente y el espíritu.
Siempre desde Boñar se puede escapar uno en estos días para romper la monotonía
Nocedo, con su cascada y Montuerto, nos ofrecen distracción para la vista
El misterio de la cascada siempre atrae a mucha gente. El paseo hasta Vegacervera siempre agrada.
Más cerca queda Las Bodas. Un paseo por ese oasis de paz y silencio tonifica. Campos con caballos y vacas, todo muy idílico. El arroyo que viene de Colle le trae a uno ruidos y canciones en su recorrido.
Pero lo que buscamos, sobre todo, los boñareses es el revivir nuestras tradiciones religiosas, hoy bastante menguadas.
Las carracas, casi desaparecidas, vuelven a sonar su carraspeo
Las procesiones del Viernes Santo son especialmente sentidas por los boñareses. En la fría noche pasean por sus calles los pasos, que recuerdan a Jesús en su proceso, subida al Calvario y crucifixión. En un silencio montañés y profundo. Un recorrido para la meditación.
El Encuentro , emotivo y plástico, pone punto final a unos días vividos en la fe y en la naturaleza.
Queda en el recuerdo esta semana, que siempre es especial. Boñar nos la hace especial.
Boñar tiene mucho que ofrecer. Merece la pena descubrir toda la riqueza para vivir a gusto.