Uno tiene metidos en su universo particular olores y sabores que le recuerdan lugares, vivencias, personas...Yo siempre asociaré el corpus con las amapolas o las amapolas con el corpus, que tanto da; como uno asocia los vencejos al verano.
Las amapolas son flores chillonas, intensas, que ponen color fuego a los verdes suaves Los campos de amapolas parecen pinturas salidas de las manos de los impresionistas
Las calles por las que pasaba la procesión del Corpus eran como lienzos de azules (acianos), amarillos (piornos), rojos amapolas) y blancos. Buena alfombra para el Santisimo procesionado. Este año la lluvia impidió colocar los altares, que siempre habían formado parte de la tradición.
En las páginas del cuaderno no escrito de mi infancia quedan salidas al campo con el fin de coger algo, casi siempre relacionado con celebraciones religiosas: por el Domingo de Ramos, las ramas de pinos cogidas en los pinarines; por el mes de mayo las escapatorias de la escuela con la disculpa de ir a coger flores para llevarselas a María y por el Corpus nos desperdigábamos por Valles y otros prados para hacernos con las flores de la procesión.
A esta alfombra de flores naturales se unían los pétalos de rosas y otras plantas de jardín que con esmero colocaban las madres en los cestos de los niños que, vestidos de comunión, iban arrojando a la custodia llevada bajo palio.
En los campos de mayo y junio no faltan las cigüeñas que ponen una nota de vida en medio de tanta flora
Para terminar me permito poner una fotografía del Corpus del pueblo de Extremadura (Talayuela) donde estuve de párroco. Como se ve las celebraciones tienen mucho parecido en los pueblos.
Os acordais cuando abríamos un capullo de amapola para adivinar si era monja, fraile o titiritaile
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