En este mes en el que los cristianos recordamos a nuestros seres queridos que nos han dejado, " que han pasado a la otra orilla,", no está mal que quitemos esas imágenes negras y tétricas de los cementerios, muchas de ellas debidas a los poetas y literatos del Romanticismo.
Tenemos que recuperar el sentido auténtico del cementerio. El significado griego de la palabra, de donde procede, significa " dormitorio", el lugar de reposo de los que vivieron. Por eso quiero imaginarme al cementerio de Boñar como un pueblo dentro del pueblo, aunque las tapias les aislen.
Me gusta también el término "camposanto", por lo que tiene de lugar de reposo y de respeto ( este témino proviene de la ciudad de Pisa. Cuando quitaron un cementerio para trasladarlo, lo cubrieron de tierra traida de Jerusalén ).
Muchos llaman a los cementerios la "ciudad de los muertos" y, sin embargo, pienso que es la ciudad de los vivos, porque siguen entre nosotros con su historia, su vida, sus obras. Por eso hoy en muchas ciudades se hacen cementerios sin tapias, como parques y jardines donde los que todavía peregrinamos podemos ir a hablar con ellos, a descansar, a leer, a pensar. Me gusta esta imagen del cementerio de Boñar
Parece descansar en el regazo de Pico Cueto. Parece que también el Pico le transmite su historia y su fuerza. ¿Quién puede sentir temor en un lugar como este?
El cristianismo siempre pensó que el cementerio es el lugar, no de la muerte, sino de la Resurrección.
En él están lo mejor de nuestras familias, toda la historia de todos y cada uno de los habitantes del pueblo, por eso me gustaría que no fuera un lugar cerrado, sino de paseo, de convivencia con ellos.
Los pinos ponen una nota de naturalidad y le dan un aspecto amable al cementerio.
El cementerio iguala a todos. Han superado ya las luchas, los quehaceres, los momentos buenos y malos y ahora todos "duermen"
Aquí están enterrados tres párrocos de Boñar: Benigno Rodríguez (1920 ), Pedro Recio ( 1944 ) y Remigio Herrero ( 1961 ) y también personas victimas de una lucha fratricida, que esperamos no vuelva a darse
y otros muchos que vivieron y amaron a su pueblo
Así es nuestro pueblo de los que duermen y esperan, según la creencia cristiana, su Resurrección.
Muchos cementerios están presididos por un árbol, que llamamos de los muertos y es el árbol de la vida, el ciprés.
El ciprés ( cupressus sempervirens ) siempre en las culturas mediterráneas fue el árbol de la vida, el "sempervirens", significa el siempre vigoroso., por eso está en nuestros cementerios, como en las suaves colinas, tan pintadas, de Fiésole ( Italia ).
Acabo con esa maravilla de poesia de Gerardo Diego al ciprés de Silos, que no está en el cementerio, sino en el claustro
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
