INTERESANTE ARTÍCULO DEL PERIÓDICO DIGITAL ILEON SOBRE UNA FLOR ESPECIALMENTE MONTAÑESA. NORMALMENTE POR AQUI SE ASOCIA CON RIAÑO Y ZONA. SIN EMBARGO EN BOÑAR, AUNQUE NO TAN ABUNDANTES LOS HAY.
LAS FOTOGRAFÍAS ESTÁN TOMADAS EN UN PRADO CERCA DE LA ERMITA DE SAN ROQUE. CREO QUE TE PUEDE INTERESAR ESTE ARTÍCULO.
Llega
el tiempo de un joya botánica exclusiva de León: el narciso leonés
Carlos J. Domínguez | 12/04/2015
Descubierto como subespecie en 1933 por
un experto británico, el capilote en la zona de Riaño,
la guichandana en Laciana o la lira en Tierra de la Reina comienzan a embellecer la primavera en los valles de
la montaña leonesa. Os contamos cómo se convirtió en símbolo de la lucha de
Riaño o sus curiosos usos medicinales.
La provincia de
León, de manera casi exclusiva, guarda en su montaña un bello secreto, un
tesoro verde y amarillo. Una especie de flor casi exclusiva de nuestros prados
y pastos que asoma a partir de estas primaverales fechas y que no se conoce lo
suficiente a pesar de que decora de una manera extraordinaria los paisajes más
bonitos de la Montaña Cantábrica leonesa.
Son muchos sus
nombres, dependiendo de la zona: Capilotes en Riaño y la mayor parte
de la Montaña Oriental, guichandanas en Laciana, lira en la
comarca de Tierra de la Reina, narcisos leoneses, narcisos de trompeta... Su
denominación es variada, pero su aspecto uno: una belleza de planta que a la
retirada de las nieves asoma por los prados de montaña en buena parte de la
geografía provincial montañesa.
Capilotes y
lucha por Riaño unidos.
Hay
quien afirma que esta semana las primeras guichandanas, como allí se denominan, ya han
asomado por las brañas lacianiegas, como las de Lumajo, Brañarronda o
Sosas. Pronto estallarán también en los verdes valles de la Montaña Oriental,
como el Valle del Naranco, Hormas o el Puerto de Tarna, por las inmediaciones
de Riaño, Sabero o la comarca de Tierra de la Reina, tiñendo de un amarillo
espectacular la primavera montañesa.
Un hallazgo botánico muy reciente y sus usos
medicinales
No son
muchos los que saben que el capilote, el narciso, es una especie casi
exclusivamente leonesa. Propia del clima de ciertos espacios de la Cordillera
Cantábrica, ya su nombre técnico delata esa práctica exclusividad. Formalmente
se denomina Narcissus pseudonarcissus subsp.leonensis y fue 'descubierta' o descrita por
primera vez en torno a 1933 por el botánico inglés Herbert William
Pugsley, algo que después rescataron los autores españoles Francisco Javier
Fernández Casas y J.M. Lainz ya en 1984.
Se trata de una planta perenne con un bulbo
globular subterráneo, blanquecino en el interior y con una cubierta negruzca,
que produce cada año hojas y flores. Las hojas, de color verde oscuro, alcanzan
longitudes de entre 30 y 40 centímetros.
Pero resalta
su flor, que es grande y vistosa, no sólo por los hasta 5 centímetros que puede
presentar sino por su color amarillo dorado, su acanalada y sus seis tépalos
fusionados en la corola.
Es curioso
comprobar como el capilote también presenta algunos componentes activos como
alcaloides (pseudolicorina, narcisina y pretazettina), resina, pectina y
mucílago. Y por eso, históricamente se ha utilizado para aliviar la tos
nerviosa, la epilepsia y las fiebres intermitentes. Se ha observado una actividad
favorable en el tratamiento de tumores y en la leucemia. Pero ojo, con mucha
precaución, que en dosis muy altas provocan el vómito y además son muy laxantes
Ojo,
especie protegida
Dado que ya
estamos en época del espectacular narciso leonés, no está de más recordar a
quien desee recolectarlo que jamás se debe arrancar, sólo vale cortarla, y que
el momento óptimo es cuando han pasado un par de días desde su tamaño
definitivo, después de que haya sido polinizada, de manera que se garantice que
florezca al año siguiente.
Como curiosidad,
el narciso leonés está incluido en el Catálogo de Flora Protegida de Castilla y
León, en la categoría de especie con aprovechamiento regulado. Esto significa
que hay un límite máximo 'legal' para recolectarlo: no se pueden coger más de
20 flores o bulbos.