Al pie de este risco está la ermita de la Virgen del Manadero
Se sube por unas cuantas escaleras hasta lo que es la cueva abierta a todos los aires
Lo que da a esta ermita una cierta originalidad son sus paredes pétreas ahuecadas que parecen ventanales que tienen al cielo por vidrieras
El último domingo de julio se celebra una romería muy concurrida
Después de un descanso a la sombra de la ermita, reiniciamos la marcha por el desfiladero. No mucho después atisbamos más vegetación y al arroyuelo que bajaba limpio y cantarín
Este cartel nos indica que hay vida, a pesar de tanta piedra
El camino se hace más fácil y distraído y con sombra, que en un día de agosto con el sol cayendo a pleno, se agradece
En el encontramos arbustos, árboles (abedules), insectos, pájaros y hasta una serpiente muerta.
Los frutos también asoman, sobre todo en la ribera del arroyo
Y una culebra muerta, ¿por el hombre, por un animal?
Después de esta caminata, que nos lleva la mañana, salimos del valle y avistamos la vega, en la que queda una cabaña y un redil de piedra, señal de que por aquí hay ganado.
Este paraje se llama Santas Martas. A él se llega también por el Collado del Fito desde Santiago de las Villas y Barrios de Gordón, entrada opuesta a Piedrasecha.
Después de un descanso bien merecido, comenzamos a desandar todo lo andado para volver a Piedrasecha
Nos despedimos de este pequeño pueblo en el remanso que hace el rio que atraviesa por arriba y por abajo, todo el desfiladero de LOS CALDERONES. Una jornada para no olvidar