Nuevamente son Rafa y Rosi quienes a través de su magnífico blog, nos llevan de la mano en este "Camino olvidado de Santiago", del que ellos están enamorados. Es importante que los boñareses rescatemos del olvido a este trozo de nuestra historia que es el "CAMINO DE SANTIAGO".
El Viejo Camino de Santiago: de Boñar a Valdepiélago
La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León “Pulchra Leonina” retoma el Viejo Camino de Santiago o de la Montaña, por el que los peregrinos anduvimos, antes del verano, las etapas que van desde el inicio de nuestra provincia de León hasta la localidad de Boñar.
En el paréntesis veraniego hemos revisado y estudiado esta ruta medieval, pisando veredas, para comprender su trazado y las calzadas romanas en las que se asienta. Aprovechando la ocasión que nos brindaban las fiestas de los pueblos, asistimos a algunas romerías como la de la Virgen de Velilla:
Provistos de nuestro atuendo peregrino, hemos acompañado a los feligreses en estas celebraciones religiosas. Arropamos la fiesta con la ofrenda del peregrino, una conferencia y exposición fotográfica. Nuestra ilusión es la de concienciar a la gente sobre este Camino, casi olvidado que pasa por sus pueblos.
La última etapa del Viejo Camino de Santiago que hicimos en mayo, terminó en Boñar. Recordamos la gran nevada que pisamos, cuando andábamos por Peña Corada, hacia el Mirador de los Rejos y cómo llovía en la ruta de Barrillos a la DevesaEn esta ocasión, si yo tuviera que buscar un título a nuestra ruta de hoy, la denominaría la de “Ruta de los frutos silvestres” pues, moras, brunos, ambruños, manzanas silvestres, se presentaban a nuestro alrededor, brindándose gratuitamente, en este magnífico otoño, que disfrutamos en León.
Retomamos la andadura, siguiendo la narración del monje Gundisalvo con “la fala deiquí” plasmada en el libro de D. Julián González, el Vexu Kamin:
“Fueron hasta el castillo de Boñar donde descansaron y (don Guisvado les contó la batalla …) pasado el refugio y el puente, mirando a la Mata, por senda de peregrino, fuimos hasta el Curueño por Valdepiélago”
Ahora nosotros también nos vamos de Boñar, el del maragato en la torre, el de las aguas medicinales y sus exquisitos “nicanores”. Aunque la gente salga por el moderno puente del Soto, en puridad hay que cruzar el legendario río Porma, como tantos peregrinos a lo largo de la historia, por el Puente Viejo, de hermosa fábrica, que hace sospechar su origen romano.
No hay estudios de su primitiva construcción, aunque hay datos del Siglo XVII, ya tenemos referencias de su existencia en el XIII, así como de un hospital en sus inmediaciones, para atender a los romeros que se encaminaban desde aquí, bien a la derecha al Salvador de Oviedo por Pardomino, o tomando ruta a la izquierda a Santiago, como haremos nosotros.
¿Recordáis cuando, en otras ocasiones os he hablado del Juego de la Oca, tan querido por los peregrinos medievales. Sí, ese de “puente a puente”, de la “Mata de Monteagudo a la Mata de la Riba”… pues ahora tened cuidado porque jugamos a “del laberinto al treinta” y si os equivocáis de camino, tendréis que retroceder.
Veremos a continuación dos carreteras casi paralelas. Nosotros tomaremos la de más arriba sin hacer caso a las falsas señales. Los dos caminos están señalizados, pero uno os llevará por carretera a Matallana y la Robla, mientras que nosotros, siguiendo el Viejo Camino de Santiago de la montaña, explicado por el monje medieval, llegaremos a los lugares que repobló San Froilán, en el valle de ValdeCésar, próximo a la Valdorria, donde se ubicaron varios monasterios, que acogían a peregrinos y daban prestigio al cristiano reino de Alfonso III el Magno, allá por el año 900.
Saliendo de Boñar nos encontramos con Barrio de las Ollas. Barrio=aldea adjunta a una población más importante. Ollas=oficio de alfareros al que se dedicaban las gentes que aquí vivían (¡Ojo! Una leyenda local dice que en un viejo caserón, hoy restaurado, se encontraron unas ollas llenas de monedas de oro). Pasamos junto a su iglesia que está bajo la advocación de San Juan Bautista, data del Siglo XVII y junto a la entrada de la misma hay una lápida escrita en castellano antiguo.
El Barrio está situado en la ladera del pico Cueto pero no os asustéis que nosotros no lo subiremos. En esta ocasión seguiremos bordeando el Pico Muelas por camino cerca de Mata de la Riba. Si pudiéramos detenernos en todos los pueblos junto a los que pasamos durante nuestro recorrido, podríamos admirar sus escudos nobiliarios que nos hablan desde las piedras.
En la Mata de la Riba tenían una segunda residencia los Álvarez-Acebedo. Anteriormente la casa había pertenecido a los Guzmanes. En el frontispicio fotografiamos dos escudos, uno con los motivos de los García de la Vecilla, Robles y Ordás. Tiene una leyenda en latín que se traduce por “un árbol bueno da buena fruta. Matheo año 1652”.
El segundo pertenece a los Ordás y Álvarez-Acevedo. Dª Mª del Carmen Orejas ha escrito un magnífico libro: “Mancomunidad del Curueño, Historia, Hidalguía y armería en piedra” cuyo titulo ya nos da una idea de su contenido.
En Otero se encuentra el palacio principal de esta linajuda familia de la que la autora ha trazado su árbol genealógico desde el siglo XIV y nos da cuenta de antepasados como Diego de Ordás, que acompañó a Cortés en la conquista de Méjico y fue herido en la “noche triste”, o la más reciente narrada por Ángel Fierro del Valle en el libro "La Real Encartación del Curueño, crónica y documentos del Concejo” protagonizada por D. Mariano Álvarez-Acevedo que fue Diputado con Castelar, Presidente de la Diputación de León, Gobernador de Palencia y General del Ejército.
Cuando viajaba a Madrid solo paraba para cambiar de caballos, pero lo hacia siempre en una de sus propiedades (otras anécdotas: atacó con su gente el Alfolí de Boñar protestando por la subida del precio de la sal, en otra ocasión se presentó en las Cortes vestido con zamarra de piel de cordero para reclamar los derechos de la mesta, y cuando en 1869 prendieron al alcalde de León por ser carlista, él intercedió ante la reina).
Existe también otro escudo de la Orden de Santiago, que como sabéis se encargaba de proteger a los peregrinos, así que continuamos nuestro camino más tranquilos.
La iglesia de la Mata es del Siglo XVII, aunque hay vestigios que datan de los siglos XIII y XVI. En el muro sur junto al tejado podemos admirar unos canecillos de piedra. El templo está bajo la advocación de los niños santos de Alcalá de Henares, Justo y Pastor que fueron martirizados a la edad de 7 y 9 años durante la gran persecución de Diocleciano.
Tiene una nave central con artesonado de madera, el arco toral es del Siglo XVI, las imágenes del retablo son posteriores a la guerra civil, aunque hay otras dos imágenes más antiguas y de más valor de los mismos santos con libros bajo el brazo que llevan el nombre de los santos inscrito en borde y en la otra mano la palma del tormento, aunque si os digo la verdad a mi me parecieron dos escribanos renacentistas ya mayorcitos.
Podéis ver datos de la Iglesia de la Mata en el siguiente enlace
Nosotros continuamos nuestro peregrinar en dirección a Ranedo de Curueño, que es pueblo muy antiguo, citado ya en documentos del año 1069 como Ranera. De este lugar dijo el escritor Julio Llamazares, del que volveremos a hablar cuando lleguemos a la Mata de la Bérbula, que:
“Un camino de carros solitario y minúsculo avanza entre zarzales y praderas en las que ahora están cantando todos los pájaros del mundo” así que, guardad silencio y escuchad…
Hay una ermita a la vera del camino bajo la advocación de San Roque, santo que nos acompaña en la devoción de esta ruta peregrina. La ermita estuvo en ruinas, pero fue restaurada por los vecinos y se hace una procesión anual con el santo. Podéis observar al pasar junto a ella, el cepillo de las limosnas Es de piedra, colocado en la pared externa con unos cables colgando ¿Cómo medida de seguridad antirrobo?
En toda la ribera del Curueño son famosos los gallos por el brillo de sus plumas que se utilizan como anzuelos en el arte de la pesca. Pero este gallo, Willy alcanzó su notoriedad ¡Jugando al fútbol con los niños del pueblo! que se quedaban extasiados viendo sus evoluciones con el balón. No sólo los pequeños se interesaron por sus evoluciones con el esférico, sino también los medios de comunicación leoneses se hicieron eco de sus hazañas, que podéis leer aquí:
Seguimos por la collada de Otero de Curueño, pero sin pasar tampoco por el pueblo del mismo nombre.
Así llegamos a Valdepiélago. En la mitad del pueblo, está su emblemático puente, con sus casetones y rombos desafiando al río Curueño, cuyos piélagos(pozos) dieron nombre al pueblo.
Tiene categoría de villa, por ser la capital de la Encartación (es decir: avalada por cartas reales) del Curueño. Aquí se conserva aún el arca de las tres llaves, que los Reyes Católicos, seguidos ahora por la serie “Isabel”, mandaron construir para conservar la documentación de los concejos. Deberían tener tres cerraduras para poder abrirse con el consenso de los tres claveros.
La iglesia habla del antiguo esplendor, con fábrica de los Siglos XVI y XVII dedicada a Santa Eulalia. Luis y Rafa, que habían venido a marcar la etapa conocían a la persona que les abrió la iglesia y les dejó la llave para que la visitáramos. Así que admiramos el retablo barroco de finales del XVII y otro del XVIII, dorados y policromados, una talla de Santa Ana, con la Virgen en el regazo y en Ella el niño Jesús, de las pocas que se conservan, del Siglo XV.
Otra talla barroca de la Virgen de la Portera, con su ropaje al viento y un Cristo Crucificado, ambos del Siglo XVIII. La pila del agua bendita es del Siglo XVI. A mí me gustó el coro, que se alza a los pies de la iglesia con fachada renacentista a juego con el retablo mayor y los barrotes torneados en el balcón. También fue muy admirado un confesonario con celosía frontal, policromado.
En el altar está la talla de San Froilán que se lleva todos los días 1 de mayo en solemne procesión hasta Valdorria
Hay también en esta villa un escudo que atrae poderosamente nuestra atención: representa un capitán de pie con armadura de guerrero y yelmo a su izquierda, pero cuidado, ¡coronado a su vez, por una bombona de butano! En la mano derecha una bandera y alrededor una leyenda explicativa: el valeroso capitán Llamazares..
Mientras nos dirigíamos al restaurante, que nos aguardaba con una sabrosa comida, nos preguntábamos ¿Quién será este valeroso capitán Llamazares?
Doy las gracias a Rafa y Rosi por haberme servido de su blog para dar a conocer a los boñareses una joya desconocida y olvidada como es su condición de paso en esa ruta medieval que configuró Europa.
Ojalá esto estimule a todos los que aman la cultura y la historia, y también al Ayuntamiento para darlo a conocer, empezando por su señalización.