Cuando en agosto hice el reportaje sobre los molinos me faltó el de Quicón. No pude entrar. Gracias a mi hermana pude conseguir estas fotos que ya forman parte del museo de la historia de Boñar.
Los molinos son vestigios del viejo mundo. Nos recuerdan épocas en las que la vida era más tranquila, casi anclada en actividades milenarias. Los molinos fueron piezas fundamentales en la vida de las gentes y tenían un relieve especial, también los molineros, que eran conocidos a muchos kilómetros a la redonda. En Boñar lo fueron Bienvenido, Benigno y Quicón.
En la foto la presa del molino, que alimentaba toda la industria de la molienda.
El molino de Quicón estaba casi al final de la Corredera, al final de un callejón , a la izquierda. A mi me trae nostálgicos recuerdos. De pequeño íbamos mi hermano y yo muchas veces a por la leche hasta el molino, con la "cacharra".
Como vivíamos en la carretera de la estación teníamos que atravesar todo el pueblo y en invierno no era nada agradable. Recuerdo a Quicón, cuya figura casi se me ha borrado, como una persona grande y afable.
El interior del molino está así. Tiene el encanto de los desvanes antiguos en los que se guardaban los muebles que pasaban de moda y los cachivaches de la infancia. Casi habría que hacer un museo de cada uno de ellos.
No podían faltar, como testigos mudos, las piedras del molino.
Para los que vivimos a caballo entre las dos sociedades, la tradicional y la del progreso, estas fotos son un tesoro. ¡ Ojalá en el pueblo hubiera un recinto en el que se conservaran y se expusieran, para perpetua memoria!
Me sorprendes siempre con hermosas "entradas" de lugares de los que no tenía siquiera noticia en nuestro pueblo. ¡Gracias!
ResponderEliminarGracias Arsenio. Se que eres buen seguidor. Procuro rescatar cosas que a muchos, jóvenes todavía, no conocen. La pena que tengo es que estoy fuera y no puedo dedicarme más a ello.
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