El Maragato es el vigía secular de la vida de Boñar. Su compañero el Negrillón le dejó hace tiempo, Encaramado en lo alto de la torre, está abierto a los cuatro puntos cardinales, asi que no se le escapa nada de lo que pasa en Boñar. Este blog quiere ser memoria de lo que fue y es. En él están recogidas tradiciones, personas, historia.... Bucea en él para conocer mejor a Boñar.

sábado, 27 de abril de 2013

"LA PORTALINA"

La foto de "la portalina" que puse en la entrada anterior, ha llevado a Tomasín ( para mi siempre será Tomasín, aunque ahora tiene más de "tomasón") a contar algún detalle de lo que significó para él el vivir en ella su infancia. Se lo agradezco porque esto ayuda a conocer y recordar "viejos tiempos".





Querido ManoloLa foto de mi casa que pones en tu blog trae a mí la añoranza de aquel tiempo al que tanto nos cuesta renunciar. La casa de la “portalina” a la que nosotros llamábamos cariñosamente “la Casa Vieja” fue en aquellos dias el centro neurálgico y de reunión de mucha gente que no tenia nada que hacer o que buscaba en sus ratos libres compañía y conversación o simplemente contemplar las motos y las bicis que iban al garaje, primero de Servidio y luego de Macario, o admirar los escasos coches que pasaban por la carretera.

Aquella portalina de mi niñez dió cobijo a personajes que hoy ya son historia, como Miguelucho, Navajón, Carson, Gusabeto, Jacintón, el Bichongo, el “Aleman” con su bici a motor, Ínes recien lavado y peinado, Nisio el “ayudante” del Cura de Voznuevo, aquel que, si te acuerdas, decia la misa en diez minutos…”qué le pasa a la moto, Nisio?… No es nada, es que le suspira el carburador”. Mientras, la Sra. Maria le daba a la manivela del viejo poste de gasolina para llenar el depósito al “pájaro verde” de D. Amable.

Y si alguna mozona se le ocurria pasar por delante de aquella portalina, Dios no lo quisiera, apretaba el paso por no oir los “piropos” que aquellos “bárbaros” que diría D. Porfirio, la dedicaban, asi que la próxima vez mejor daria la vuelta por la esquina del bar de Isidro.

Los tres postes del “corredor” se mantuvieron firmes, hasta que el último de la derecha lo tumbó el camión de Evelio primero y años despues Ínes con el camión que conducía, que como no queria estudiar se metió a chofer, decían… Así desapareció aquel hermoso “corredor” donde mis hermanas bordaban al sol del invierno, mientras “Pateta” el hijo de la Sra. Maria, entre darle y darle a la palanca de la gasolina, trepaba por un poste y se sentaba con los pies colgando sobre la calle, pegando la hebra con ellas toda la mañana.

A mi me parece que a pesar de la posguerra y la escasez, la gente era feliz…  A lo mejor era la juventud y la locura de aquel tiempo…   
                                                                               Un abrazo,

                                                                                                   Tomas Suarez

Otra vez muchas gracias.

1 comentario:

  1. Hola, Manolo:
    Entrañable y enriquecedor el relato sobre LA PORTALINA que nos brinda el compaisano "Tomasín". Gracias y saludos cordiales, paisanos.
    Pedro.

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