La vida en el Boñar de mi infancia era tranquila y uniforme, sólo la alteraba algún que otro suceso de orden natural,- tormentas bravías, explosión del grisú en las minas, con su secuela de dolor,- o de orden humano,- las fiestas, algunas celebraciones religiosas, alguna gamberrada de los mozos...
Boñar vivía alegre y confiada todo lo que se podía en aquellos años de los cuarenta y cincuenta. La gente nos conociamos, nos interesabamos por las cosas que sucedían .
Dicen que las bicicletas son para el verano, bueno para el verano son los veraneantes y Boñar los esperaba. Unos eran hijos del pueblo que vivían fuera de él y que aprovechaban esta época para volver a él, eso sí , con un aire distinto y, a veces, chulín. Otros eran familias que llevaban tiempo viniendo atraidos por la tranquilidad, los buenos aires de los pinares ( eran buenos para los asmáticos), y por la buena acogida de los boñareses. En esta foto están los zapico, los Ovejero, los Celis, los López.....
En general las familias que venían habitualmente a veranear se adaptaron estupendamente y pasaron a formar parte ya del pueblo; bueno, en realidad muchos tenían familiares aqui o procedían del pueblo, pero tenían ya un marcado acento ciudadano, que , a veces, a los autóctonos hacia que nos metieramos con ellos, sobre todo a nivel de chavales. El bar Viejo era generalmente el lugar de ocio y encuentro.
Venían de asturias, de León, de Madrid, de Valladolid, de Cantabria. Unos de estancia corta y otros afincados todo el verano. En las fiestas estaban bien integrados , sobre todo los jovenes en edad de merecer.Alguno quedó para siempre en Boñar atrapado/a en las redes del amor. Participaban en los bailes en la pista de Faico, en los disfraces, en las carrozas....
Creo que bien merecen un recuerdo los que ya nos han dejado, como los que se han integrado en la vida del pueblo.
Esta foto de 1970 nos habla de la buena integración veraneantes-pueblo.
Los mozos del pueblo veían a algunos veraneantes como poco "pueblerinos", con menos experiencia, e incluso ingenuos. Y trataban de tomarles más de una broma. Recuerdo una que fue sonada y, en cierta manera,un poco cruel. A un determinado veraneante, cuyo nombre omito, le animaron a ir a pescar gamusinos. Supieron camelarle para que se animara, hablándole de los muchos que había y la dificultad de la pesca que exigía silencio y astucia. Le dieron un saco y le llevaron en la noche al rio para la pesca. Poco a poco fueron cargando el saco con los morrillos del rio y asi con el lleno, sudoroso, y deslomao le llevaon por el pueblo. recuerdo que su madre, como era natural, montó en cólera por lo que habían hecho con su hijo.
Esto era uno de los episodios que rompían las horas vagas del verano. Lo normal era jugar en la plaza al marro, al escondite.... y los ya no tan niños aprovechar la oscuridad para pelar la pava en torno al Negrillón y poder darse los fugaces besos que se los llevaría el final del verano.
A falta de piscina , era en la zona de baño del soto donde se encontraban . Esta foto es de 1962
( Aunque a veces cuesta reconocer a las personas o lugares, no dejan de ser una joyas esta fotos )
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