La vida y los pueblos han cambiado mucho desde que se abrieron a la modernidad. Los avances comerciales y técnicos han ido aumentando el nivel de vida y se puede decir que los pueblos, en general, se parecen todos. En aras a la expansión y a la construcción han ido arrasando con lugares propios y singulares, con todo aquello que diferenciaba a un pueblo de otro pueblo. Boñar es un buen ejemplo de eliminación de estos vestigios. Boñar sin la presa, sin la capilla de la corredera, sin el empedrado, sin los patios montañeses de las casas de la corredera....sin tantos pequeños detalles, puede ser un pueblo de buena maqueta, más cómodo en algunas cosas, pero es como el montón de otros pueblos, interesante, a su nivel, para fines de semana ( tiene bares y dicotecas y super, pero que pueblo de su categoria no los tiene ).
Esta vida "moderna" y avanzada ha acabado con algo que siempre careacterizó a los pueblos:el sentido social, de comunidad. En él se vivían los acontecimientos importantes de las familias como si fueran de todo el pueblo y las fiestas eran participadas y vividas.
una de las cosas que más recuerdo eran las romerías que,además de baile, había comida y merienda. En el soto, Al lado del puente de la vía en Barrio, en la Vega ( hablo de mi infancia ). en estas ocasiones además de pasarlo bien, las familias se encontraban, charlaban, se comunicaban .
Se vivía mucho más la pandilla y los chavales y los mozos procuraban organizar de vez en cuando una merendola, para lo cual , en más de una ocasión, tenían que agenciarse el comestible. Más de un corral fue asaltado y alguna conejera que otra se quedó sin un conejo. Hasta la panda nuestra organizaba alguna merienda en los sitios más inverosimiles,-palomar, reguero....-. Para poder comprar lo necesario para la merienda recurriamos a pescar cangrejos, a coger saúco o seguir el rastro del cobre cuando pusieron los teléfonos. Esto nos unía mucho y sin grandes medios, no había balones de reglamento, ni móviles, ni tv, ni casi radio, todo esto hacía que aguzáramos el ingenio e inventaramos la forma de divertinos. Una infancia para mi feliz.
El Soto era uno de los lugares en los que nos reuniamos para esto y para muchas cosas más , tenía entonces el sabor de lo natural.
También en el soto se compartía el baño, eso si los chicos con los chicos y las chicas con las chicas, no fuera D. Remigio a lanzarnos el rayo de la "excomunión".
Así pasaban los días y las horas en aquel Boñar agrícola y pastoril.
A estas alturas de la vida añoro mucho aquellos momentos
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