Me imagino que a muchos de vosotros os pasará lo mismo que a mi, el deseo de repasar albumes y fotos; de evadirse de la dura realdad volviendo al recuerdo nostálgico de años que han quedado en nuestra memoria como felices. Me gusta repasar estas fotos y ver a la gente, porque la foto no es una cosa muerta, en ellas laten las vidas de los que aparecen. La foto tiene la virtud de acercarnos a la persona y asu recuerdo. Por eso, creo, nos atrae el mirarlas.
Estos tienen caras de quintos.
Una de las cosas positivas que siempre vi en los pueblos es la de las pandas. La relación tan estrecha que existía entre sus miembros. Juntos se corrían las juergas; juntos se mataba el tiempo y unidos se ayudaban en los momentos difíciles. Ese lazo que existía entre los miembros de la pandilla nunca se rompen.
Viendo uno estas fotografías cierra los ojos y todo un mundo de historias pueblan nuestra cabeza.
Esta es más antigua, sacada en la Corredera, pero alguno se reconocerá
Cierro con esta refrescante en estos tiempos de calor
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