El Maragato es el vigía secular de la vida de Boñar. Su compañero el Negrillón le dejó hace tiempo, Encaramado en lo alto de la torre, está abierto a los cuatro puntos cardinales, asi que no se le escapa nada de lo que pasa en Boñar. Este blog quiere ser memoria de lo que fue y es. En él están recogidas tradiciones, personas, historia.... Bucea en él para conocer mejor a Boñar.

sábado, 19 de julio de 2014

LLANTO POR UNA TRILLADORA

 
Ver esta fotografía ha provocado en mi cantidad de ideas, imágenes y recuerdos de infancia, que es casi como decir  de otro mundo que va muriendo ya, engullido por la "modernidad".
La imagen de esta foto, tomada en el término de Las Bodas, es la imagen de la muerte de un mundo rural con sus formas de vida y sus visiones morales.
Sin apelar al inmovilismo, que es antihistórico (la Historia es dinámica), los que hemos conocido aquella forma de vida y la de hoy, reconocemos que aquella tenía muchas más virtudes de las que reconocemos. 
Este esqueleto de la trilladora nos evoca a muchos aquellos momentos de la trilla en las eras. Boñar vivía, a las puertas de las fiestas de la Virgen y San Roque, concentrado en este trabajo. Había un gran sentido familiar, pues toda la familia, de un modo o de otro, echaba una mano en esa tarea monótona , como una noria, de dar vueltas y vueltas con las vacas al corro de trigo.
 
 
Mis recuerdos de la trilla están muy vivos y me ayudan a identificarme muy profundamente con Boñar.
 
La segunda reflexión que me viene a la vista de esta trilladora es en forma de pregunta: ¿Cómo no somos capaces de conservar muchos de los objetos que formaron parte de nuestra vida y que, a su modo, nos hicieron más fácil la vida?.
Por dos motivos: uno porque somos hijos de la memoria. Sin memoria del pasado, la vida es más aburrida y descarnada.
La memoria del pasado es el álbum de la historia. Album que nos gusta, como el familiar, remirar de vez en cuando y enseñárselo a hijos y nietos , porque sirve para no romper el cordón umbilical que une a las familias y a las gentes con su pueblo.
 
 
 
La segunda reflexión tiene que ver con el sentido pedagógico de la memoria. Conservar en un museo o recinto espacial todo loos objetos usados en los distintos trabajos y oficios, supone mantener vivo el pasado, pero al mismo tiempo que las nuevas generaciones conozcan lo que formó parte importante de la vida de sus padres, abuelos y bisabuelos...
 
 
Son muchos los pueblos que abren museos con los más diversos motivos para conservar lo suyo, lo típico del pueblo.
Los colegios podrían incorporarlo a su programa formativo y supondría el formar en los valores del pueblo y a trabajar para que los niños amen y sirvan, al hacerse adultos, al pueblo que les vio nacer.
 
 
Esta es la reflexión que me ha sugerido esta trilladora, que ,después, de haber ayudado en las faenas agrícolas, ha acabado, triste y sola, destartalada.
 
 
 
 

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