Nadie dudaría viendo esta fotografía de calificar a Boñar de paraiso. Acunado por Pico Cueto y la Salona, Boñar duerme tranquilo mecido por los aires aromáticos de los pinos y las suaves brisas que, desde el Soto, mandan los chopos.
Tenemos un pueblo para presumir; un pueblo atractivo y acogedor. Lo decimos los nacidos en él y los que nos visitan.
Podrá faltar a Boñar más de una cosa, pero no la belleza de sus paisajes y la acogida sincera de su gente.
La gente que nos visita quiere un Boñar presentable, que le ofrezca historia, belleza y bienestar. Ese es el reto.
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