La plaza tiene entidad propia. Es el centro y esencia del pueblo. En ella hay mucha historia, toda la historia de Boñar. Se ha ido transformando en edificios, ha desaparecido una de sus señas de identidad, el empedrado, pero queda el tiempo y el espacio, además de algunas cosas que al visitante, sobre todo al visitante interesado en la cultura le interesa conocer
En la plaza hay dos monumentos : una fuente y un escultura dedicada al ganadero. La columna de la fuente es de 1900, el del ganadero más reciente. Visto todo esto entramos en la iglesia, digna de verse, porque es nuestra joya y en ella se conserva casi todo el arte que hay en Boñar.
Es espaciosa, construida sobre una antigua que se quedaba pequeña. Se puede explicar la arquitectura, los altares churriguerescos y la joya que es el sagrario en el altar de San José.
A la salida podemos ver la lápida del que fuera rector de la iglesia, Suero
Alonso.
Cuando vamos a dejar la plaza no podemos olvidarnos de otras de las señas de identidad del pueblo: el Negrillón, que, aunque muerto, sigue vivo en el corazón de los boñareses y el Maragato de la torre, antaño celoso cantador de las horas.
Este recorrido, siempre rápido y necesariamente simplificador, quería hacerlo para agradecer las 50.000 entradas al blog y como homenaje a los que amáis a Boñar. Me queda el último que lo dedicaré a lo que el tiempo y las personas han ido destruyendo.
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