La nieve, como el mar o la montaña, nunca cansa de ser mirada. relaja y serena el espíritu, lo que en estos tiempos se agradece. Tiene otros inconvenientes, pero se soportan. El montañes de siempre, recio y adaptado sabe capearla. En la cocina de curar, con los chorizos y costillas colgando, la lumbre encendida y una buena botella de vino, podía pasar horas y horas viendo por el ventanuco caer los copos.
Con esto podía uno capear las largas nevadas.
Son muchas las fotos que se pueden poner de nieve, pero no quiero cansar, asi que acabo con una de los años 60 y otra del histórico y humilde silo.
¡Buenos días, Manolo! He tenido la hermosa sorpresa de descubrir tu blog gracias a la señalización de mi hermana. Me gusta, tanto por el contenido como por el estilo. ¡Enhorabuena! Aprovecho para desearte una¡FELIZ NAVIDAD!
ResponderEliminarManolo, suscribo literalmente las palabras de Arsenio que, de un tiro, ha matado dos... BLOGS. Felicidad y paz en las fiestas que se avecinan. Pedro.
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