La nieve es consustancial a Boñar, forma parte de su vida y de su identidad. Dice Bedoya en 1764: " los vecinos se ven precisados a calzar zapatos de madera que llaman madreñas, por el sumo frio y nieves, pues los más años empieza la primavera por fines de junio y a principios de agosto ya vuelve otra vez refrescando".
Cuando alguien me pregunta de donde soy y le digo que de un pueblo de la montaña de León, hace un gesto y te dice, ufffffffff que frio pararéis. Lo identifican con frio y nieve y es así.La nieve yo creo que a todos nos trae recuerdos imborrables: esas noches en la cocina, al calor de la trebede, contando cosas de lobos. A mi me impresinó una historia oida en casa de la Sr. Marucha. Contaban que iba el cartero a Cerecedo con su cartera de cartas en bicicleta y que a los lados los lobos le iban dando en las piernas que se le iban hinchando, hasta que cayo a tierra y los lobos le devoraron. Subir después a las eras, entonces poco habitadas a oscuras era como vivir una película de terror, escuchando en la lejania los aullidos de los lobos. Cuantas leyendas se forjaron al calor de la lumbre en las noches de invierno.
La nieve ha dejado un sello especial en todo boñarés; nos gustará o no, pero forma parte de nuestra vida.
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