Muchos boñareses aprendimos a nadar en el soto, en el pozo de los chicos; me imagino que más de una chica en "los chorros", porque en aquel tiempo la separación de sexos en el baño era obligada y castigada. Más de una vez lo recordó D. Remigio desde el púlpito en la prédica dominical.
El método para nosotros era sencillo. con 6-7 años nos cojían dos mayores por piernas y brazos y en un bamboleo nos ponian en el medio del pozo. Para aquellas edades era como si te tiraran al amanozas. Como los perros saliamos manoteando. Así aprendimos a nadar. Para secarnos corriamos por el cascajal de lo que ahora es campo de fútbol, entre cardos que nos hacían saltar.
Las chicas se bañaban en "los chorros" que parecían hechos para sílfides y sirenas. Ni que decir tiene que la curiosidad adolescente nos llevaba a espiar entre las bilortas .
Más tarde se hizo lo que llamamos la presa en el río. Allí se retenía el agua y se podía dar uno un buen chapuzón
La peña donde tomábamos el sol era la que se ve a la izquierda de la segunda fotografía. Je je, qué bueno!!.
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